"Madrid, nueve meses de invierno, y tres de infierno". Esa nueva cita me dijeron ayer. Y hoy, más que nunca, se hace presente. Después de otra (¡¡esto parece A Coruña!!) noche de lluvia, Madrid hoy se ha despertado sin metro. SIN METRO. El desastre, la ruina, el infierno.
Mi compañero de piso llega, como casi siempre, con prisas al metro. "No hay servicio", le dice uno de los del cordón de seguridad. ¿Cómo? NO HAY SERVICIO. Me llama desesperado y opta por llamar a su trabajo: "Llegaré tarde, muy tarde; quizás, ni llegaré."Ayer, para prevenir, a las 23.50 de la noche pregunté en el metro: "Pero mañana, ¿habrá servicio?". "Sí, sí, al 50%, como hoy", respondieron. Confía, confía...


Y ahora, a las 9.27 de la mañana, atrapada en Leganés. Hay trenes, ¿cómo llegar hasta ellos? Andando.... Hay autobuses, ¿o no? Sí, eso cuenta Virginia en ABC, de interminables colas. Madrid es un caos. ¿Cómo llegar hasta, literalmente, la otra punta de Madrid? ¿En cuántas horas?
Una huelga para reivindicar sus derechos pero los mandamás, los jefes, ni se enteran. Ellos no van en metro. En metro vamos nosotros. Como mucho, se ven afectados porque las carreteras están colapsadas. 12.45. La redacción está más desierta de lo habitual. Becarios, tres. Los demás no han llegado, estarán el la cola de algún autobús. Menos mal, hoy más que nunca que comparto ciudad con un hermano motorizado, siempre dispuesto a rescatarme.
Madrid, ya lo decía, es siempre un infierno, y hoy, aún más.
Hoy día, el cisne es uno de los símbolos Brujas, y además de poblar loscanales, son el elemento más representado en las banderas, los escudos, y hasta las figuras de chocolate que decoran los escaparates de la ciudad.Porque si Brujas son cisnes; el chocolate no sólo es representativo de Brujas, sino el emblema, y la exquisitez, de toda Bélgica. El único placer, el del chocolate, con el que las eternas disputas belgas parecen calmarse. Los enfrentamientos originariamente lingüísticos (un 60% del país, especialmente en la región de Flandes, habla neerlandés; cerca de un 40%, especialmente al sur, en la región de Valonia y en la capital, Bruselas, habla francés; y aproximadamente un 1%, al este del país, habla alemán) se disipan ante una buena onza de chocolate negro.
