Volviendo a lo de si recomendar o no el máster, una situación:
Hace unos días, y con la idea de publicarlo, una compañera y yo regresamos a un texto que escribimos hace unos meses. Al leerlo nos dimos cuenta de que un texto que no hace ni un año nos parecía bastante bueno, ahora nos resultaba demasiado mejorable, ideal para cortar y reeditar. Ésta es la mejor prueba de lo mucho que nos ha servido el máster y de que, en consecuencia, sí lo recomendaría.
No recomendaría, sin embargo, elegir mi sección. Ese fue mi mayor error de este máster. Algunas personas ya nos habían avisado de que el mal ambiente reinante entre los integrantes condicionaba el trabajo. Siempre, sin embargo, cuando competíamos por la sección deseada, pensamos que aunque hubiese ese mal rollo, a nosotros no nos influiría. Hasta que vivimos la malicia en directo.
Hoy he sido testigo de las palabras de compañeros que llevan más de dos décadas trabajando en este medio. Aseguraban que se plantearon dejarlo, simplemente, porque no podían más. Que ya no eran capaces de aguantar, no con el trabajo sino con algunas actitudes. Escuchar esas palabras y ese tono me resultó muy triste.
Hace unos días nos decía otra de esas personas que, al fin y al cabo, esto pasa en todos los medios. Pero los rostros que he visto hoy en esas personas, de resignación, de desilusión y de aguante, me han dado mucho que pesar. No sé cómo han podido soportarlo. Y quiero creer que no está ya toda la profesión contagiada de ese virus, que a los "buenos" los deja resignados y a los "malos" directamente imbéciles.
2 comentarios:
Querida prima, mucho me temo que esa desilusión vocacional, esa resignación en el puesto de trabajo y esa caras de tristeza no son exclusividad de la sección que elegiste. Ni tan siquiera exclusividad del periodismo. Ocurre en cualquier campo profesional y en cualquier oficina, hangar o sala de montaje. La causa es múltiple. La cura es sencilla de entender pero complicada de ejecutar. Es mejor no quedar infectado y, para eso, lo primero es una buena dosis de humildad y tener siempre presente que lo que haces lo haces porque te gusta, por es lo que te pide el cuerpo y porque te emociona y te hace sentir viva. Después se trata de sentir, percibir, absorber lo que te llega y devolver una sonrisa en agradecimiento aunque ni siquiera te miren. Tu a lo tuyo, que lo estas haciendo muy bien!
Puede que ocurra en otros campos, es lo más probable, pero estoy convencida de que el mal ambiente que hay aquí es bien difícil de superar.
Me gusta lo de sentir, percibir, absorber y agradecer. Besos.
Publicar un comentario