No estaba preparada para la sorpresa diurna. Se acabó el verano, volvemos a salir pasando las once de la noche. Aunque otras cosas, eso sí, sean buenas. Ya nos lo decían B. y C. en las clases: "Pero qué manía. No pidáis cultura, que os vais a arrepentir, que es la sección con más mal ambiente de todas". "Pedid nacional", decía una. "Pedid la web", apuntaba la otra. Y en qué hora no les hicimos caso. O en qué hora, una no estuvo más espabilada y huyó a tiempo a alguna redacción autonómica. Madrid y periodismo son una combinación nefasta. Mira que ya lo supe hace un par de veranos, cuando vivía ahogada en el periodismo económico; pero nada, una no aprende.
Ayer estuve ordenando los papeles del máster, un montón de apuntes y una buena cantidad de prácticas con sus correspondientes correcciones grapadas. Una enorme cantidad de escritos que avalan que hemos currado y que ahora escribimos mucho mejor.
En fin, que el verano se acaba, y las prácticas, pronto, también; con suerte, antes de lo estipulado. Ya me imagino despertándome y pensando: "Hoy no tengo que ir a ABC. Y mañana, tampoco". Por soñar que no quede.
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