domingo, 21 de febrero de 2010

Desaliño

"...en el triste desaliño de mis emociones confusas...", como diría Pessoa, acaba una semana y empieza otra. La lucha es contra el reloj, con las horas que pasan -estoy convencida- a más de 60 minutos el intervalo. Sabe a lasaña y huele a tabaco de liar y a manzana verde. La luz es tenue y la lavadora aún no ha terminado de dar vueltas. Todo, como la ropa, gira en mi cabeza sin llegar a un final, sin descansar siquiera para coger el suavizante. Será que sube la fiebre. O no. Se escuchan voces, cerca, pero es lo mismo porque no calan. Porque la melancolía se convierte en un reflexivo lugar común... del que hay que huir. Menos literatura y más periodismo, lo sé. Más gritos y menos susurros. Ideas nuevas y límites confusos. Como un desliz... en el que vuelvo a caer.

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